En cuanto a mi infancia, cuando vivía en Torrelavega
(hasta 1993) mi madre siempre me cuenta que tan solo había una televisión a color
en la sala y otra en blanco y negro en la cocina y una radio con reproducción de
vinilos que todavía funciona y me despierta todas las mañanas, no teníamos ni
video ni microondas; y nuestro teléfono fijo.
También recuerdo que teníamos una cámara de fotos
Kodak con carrete que siempre me cuentan mis padres que se la compraron cuando
yo nací.
Ya cuando nos mudamos de la ciudad al pueblo,
donde vivo actualmente, llegaron una serie de avances tecnológicos en nuestras
vidas como el lavavajillas, el reproductor y grabador de VHS donde pasaba horas
viendo las películas de mis personajes animados preferidos, un teléfono inalámbrico
y otro aparato que todavía nos sigue acompañando y me calienta el desayuno
todas las mañanas: el microondas.
Recuerdo con gran nostalgia la primera vez
que vi un ordenador, fue en el colegio del pueblo que fue una gran revolución el
día que nos le trajeron y el día que nos trajeron la impresora del mismo, recuerdo
que el profesor nos dejaba que lo tocásemos lo gusto y delante de él.
Por esta época mi madre se debió de comprar
nuestro primer teléfono móvil, uno que solo podía llevar y recibir y que era más
grande que el bolsillo propio.
En cuanto
a mis ratos de ocio en la infancia los pasaba con mis amigos y con la play,
primero con la 1, después con la2… al igual que con la gameboy.
Durante esta época ya llego a mi casa una
cadena musical que funcionaba con cds y era muy grande con 6 altavoces para poner
por toda la casa…
Poco después ya llego a mi casa el primer
ordenador, después de que todos los del pueblo ya tuviesen uno, ordenador de plasma
con Windows XP porque sobre esa época los profesores comenzaban a exigir los
trabajos a ordenador. Éste le coloco mi madre en la sala de arriba a pesar de
que aún no disponía de Internet, por lo que mi uso se basaba fundamentalmente
en el procesador de textos. Junto con el ordenador adquirí mi primera impresora
a color.
Durante mi último curso de primaria mi madre se
compro un teléfono móvil nuevo, que era una maravilla en aquellos años:
pequeños, con mensajes, juegos… y yo le llevaba a clase todo contento como si
fuese mío.
No sería hasta el año siguiente cuando mis abuelos
me regalasen mi primer teléfono móvil un MC60 que le he utilizado durante unos
10 años y que se me ha roto hará un par de meses. Ahora tengo otro viejo de mi
hermana que estaba rodando por casa a expensas de mi cumpleaños a ver si hay
suerte y cae una Iphone.
Más tarde llego internet, y curiosamente mi madre
que no quería un ordenador ni loca no se quitaba de encima.
A partir de aquí empezaron a llegar a mis manos
los MP3, MP4, pendrives… no puedo enumerarlos ya que creo que he perdido más de
los que he tenido. Y nuestras cámaras digitales, primero las compactas y después
la réflex. Y nuestro primer Dvd.
Mi primer portátil y el primero que apareció en
casa (ahora hay 4, que funcionen bien 1) apareció en mi vida con mi ingreso en
la universidad hará 3 años.
La última gran revolución digital en mi casa se vivió
con la TDT, en la que compramos unas cuantas televisiones de plasma.
Para finalizar mi auto tecnografía hasta la fecha,
mi última adquisición tecnológica de la cual creo haberme enamorado en mí
querido:
En conclusión, puedo decir que la tecnología ha jugado un papel muy importante a lo largo de toda mi vida: al principio siempre estuvo de telón de fondo y quizás por esa razón parecía haber olvidado todo lo que supuso; pero en la actualidad ha ocupado un lugar central y protagonista de nuestra vida. Disponemos de todo tipo de herramientas para acceder a la información y debemos sacarles el máximo partido. Es cierto que muchas de ellas desaparecerán y descubriremos otras nuevas, a las que nos tendremos que adaptar para vivir en esta sociedad tecnológica en la que estamos inmersos; y en nuestro caso como futuros docentes, tendremos que aprovechar todas sus posibilidades educativas.
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